Suena el Headless Children de los W.A.S.P.
por los altavoces del ordenador... Miedos, tensión y las cosas muy
claritas en las letras... Perfecta banda sonora para relatar nuestra
aventura alpina del verano.
Todo comenzó una mañana escalando en
alguna escuela de Madrid con Aitor.
- ¡Qué bueno! Joer pues yo quería
ir también después del curro de verano, que hace un puñao que no
voy por Cham. Lo vamos viendo.
Y así que fuimos preparando el viaje: Vuelos a Ginebra, alquiler del coche, fechas, material... Esas cosas que hace tanta ilusión preparar cuando te vas de viaje de escalada. ¡Al menos a mí me gusta hacerlas!
Y así que fuimos preparando el viaje: Vuelos a Ginebra, alquiler del coche, fechas, material... Esas cosas que hace tanta ilusión preparar cuando te vas de viaje de escalada. ¡Al menos a mí me gusta hacerlas!
En mi cabeza la Innominata era una de esas
vías que nunca me había planteado. La conocía claro, que no
era demasiado difícil y había visto algún vídeo del Kilian
corriendo de noche por Courmayeur y subiendo con las manos en los
bolsillos (o casi) por ella.
Pues oye, igual es una buena idea. Una
Grande Course en toda regla,
con ambiente, desnivel y compromiso. Decidido pues. ¡A por ella!
Se mira uno los
croquis y descripciones del Damilano y bichea un poco por internet a
ver qué hay de info. Así a grandes rasgos la cosa está clara, pero
tampoco hay una piada especialmente clara, así que genial, habrá
que buscarse la vida en algunos tramos.
Y tanto que nos la
tuvimos que buscar...
La vía difícil
difícil no es, pero hay que tener olfato alpino, buena forma y la
cabeza bien fría: A mi al menos me ha parecido una vía
tremendamente expuesta. Pero eso lo veremos más adelante...
En esas que nos
plantamos en Chamonix el día 2 de septiembre, y tras las pertinentes
compras de víveres y visitas a la Maison de la Montagne nos fuimos a
vivaquear a una de las zonas de gitaneo oficiales, que hay que
ahorrar en camping para poder gastar en otras cosas.
Decidimos preparar
los hierros y darle un tiento a la Cherè del Triángulo del Tacul.
Así aclimatamos un poco y me quito el ansia de hielo que llevo, que
luego la arista esa es casi pura roca.
Salimos en el
segundo teleférico hacia la Aiguille du Midi y sobre las 9:00
estamos a pie de vía.
Unos ingleses están
ya en el último rápel de bajada y unos franceses están en el
primer largo. Bien, seguro que son unos máquinas y van volaos, así
que les damos un largo de distancia y salimos. Mal, no fue así.
Seguramente no
deberíamos habernos metido en la vía con gente delante, esas cosas
se saben. Pero la otra opción que barajábamos, que era la
Contamine-Mazeaud, yo ya la había hecho y me había quedado a los
pies de la Cherè dos veces por saturación de la vía. Con sólo dos
tíos delante no debería haber demasiado problema... Pero el caso es
que los chavales no iban sobrados de grado e iban muy lentos y sin
demasiado tiento en el hielo, con el consiguiente bombardeo a discreción. El
tiempo corría y no queríamos perder el último teleférico, y a ese
ritmo tenía toda la pinta. En el segundo largo, cuando Aitor iba de
primero, a uno de los franceses se le cayó un tornillo y fue a
impactar directamente en su cara. Golpazo, desequilibrio, mediomareo,
miedo. Monta una R a la izquierda por una vira descompuesta. Llego,
me cuenta. Sube Dani.
R1 |
Dani llegando a la R2 desde la que rapelamos |
- ¡¡Dani!!
Tira hasta la R2 y rapelamos desde allí, que desde esta vamos a
tirarnos medio monte encima.
Allá que el Dani
sube por una rampa delicada de 60º hasta la R2 y nosotros
destrepamos y remontamos hasta él.
Un par de rápeles
y a casita.
Pues nada, la Cherè
se sigue resistiendo.
Al menos hemos
subido alto y hemos estirado los músculos.
Aitor rapelando sobre la rimaya |
Después de dos
días de lluvia nos preparamos para salir hacia el objetivo del
viaje.
El plan era
sencillo: Dejamos el coche en Cham, cogemos el bus que atraviesa el
túnel y nos deja en Entrèves y subimos al refugio Monzino. El día
siguiente subimos al vivac Eccles. El tercer día hacemos la vía y
sobamos en el Vallot. Y el cuarto a comer estamos en Cham.
Como
la meteo iba a ser muy buena y tampoco pasaba nada por tardar un día
mas o menos, elegimos el estilo Fat and Slow,
y también por llevar un poco la contraria al Ueli y el Kilian ;-)
Dicho estilo
comprende aproximar al refu en zapas con las botas en la mochila,
saco potente, esterilla (¡Que los refus allí son muy caros oiga!) y
el resto de cosas para trepar. Eso sí, de comida y gas apuramos para
no pasarnos. Excepto en los cafés, que son necesarios y saludables.
Camino al Monzino |
Así que nos
plantamos en el refugio Monzino superando casi 1300m de desnivel con
el mochilón por el bonito Val Veny, ferrata incluída. Unas cerves
(eso sí es asumible en los refus italianos) cenita y a picar vivac
un poco por encima del refugio.
Amanece con una
niebla importante y perreamos un rato hasta que va abriendo.
La primera ferrata de Dani |
Empezamos
a subir por la morrena hacia el glaciar de Brouillard. Cuando
llegamos al hielo nos ponemos los pinchos y superamos unas primeras
palas de nieve constantemente bombardeadas por rocas que a veces toca
ir esquivando. Cuando aparecen las primeras grietas sacamos la cuerda
y llegamos hasta una rimaya en la orilla izquierda del glaciar. Nos
desencordamos para subir por un muro descompuesto y evitar el caótico
glaciar, aunque en algún momento aseguramos algún pasito raro. Otro
tramo de glaciar y llegamos a un nuevo muro descompuesto donde
hacemos lo mismo. Cuando estamos llegando a este segundo murete, nos
quitan las pegatinas unos franceses que van como motos en un claro
estilo Light and Fast totalmente
opuesto al nuestro. Se suben al muro encordados como en el glaciar y
claro, pasa lo que pasa. De repente con la cuerda tiran unos bloques
como lavadoras que obligan a aAitor a tirarse a la rimaya y a Dani y
a mí a correr hacia la izquierda lo que nos permite la cuerda...
Libramos por poco. Que lo sentían decían los franceses.
Trepadillas para evitar el caos del glaciar |
Ya queda menos para el vivac Eccles |
Y así poco a poco
vamos subiendo hacia la Punta Eccles en cuya pared están los dos
refugios-vivac. Una rimaya alta y desplomada por la que habían
tirado los franceses nos obliga a destrepar un tramo y otra rimaya
para poder pasar por un sitio más fácil.
Y así tras unos
metros por terreno mixto llegamos por fin al vivac Eccles. Nos
decidimos por el de abajo que está vacío, que los franceses se han
subido al de arriba. Total, están a 40m no de otro.
De lujo en el Eccles |
Fotos, cenita y a
descansar. Ya en este segundo día notamos que el estilo que habíamos
elegido nos lastraba mucho e íbamos cansados... Pero ya la salida
pasaba por la cumbre.
A las 4:00 estamos
despiertos, a las 5:00 salimos para arriba. La idea es subir a la
punta Eccles y rapelar hasta el Col Eccles, ya que la opción del
glaciar y el corredor no la vemos clara: Rimayas muy abiertas, calor
y piedras.
En esta parte
seguimos a los franceses que parece que más o menos saben por dónde
van y llegamos a un corto rápel que nos manda a una trave expuesta
hasta la arista somital de la Eccles y el rápel hacia el collado.
Esto no me cuadra nada, pero bueno, llegar llegaremos. Yo creo que se
debe ir mejor por lo alto de la punta y te evitas el rápel y la
trave, pero en ese terreno y a oscuras a veces cuesta tomar
decisiones.
Llegamos los tres
al Col Eccles y hago la arista que nos separa de el terreno de III
que nos conducirá hasta el diedro de V+. Tira Aitor y luego yo, que
monto reunión al pie del diedro.
Terreno mixto llegando al diedro |
Dani se mete en él
con pinchos, mochilón y a saco. ¡¡Máquina!! Llega a la parte
difícil y duda, le cuesta, pero saca fuerza y valor (y unos
estribos) y supera el diedro. Joder lo que ha costao chavales...
Hace Aitor el largo
hasta el agujero y Dani el IV+ hasta terreno más sencillo que nos
debe conducir a la afilada arista que da acceso al gran corredor
central.
Mr. Onekilo dándolo todo en el diedro. |
En este punto estamos ya muy cansados y vemos que el tiempo se nos ha ido de madre... Empezamos a pensar en una bonita noche al raso.
A parte del
cansancio físico, el cansancio mental es importante. Algo abrumados
por un terreno tan rebuscado, roto y expuesto (aunque no excediera el
IV- en pasos puntuales) empezamos a ir tostadetes. Dani y, sobre
todo, Aitor han ido en cabeza de cuerda todo el rato, exceptuando un
par de tramos o tres en los que encabecé yo la cordada.
Vamos el 90% del
tiempo en ensamble a veces expuesto.
Tirando en cabeza
de cuerda llegué a una buena repisa de nieve bajo un murete empinado
donde decidí montar reunión. Sigue Aitor y dice que ahí está la
arista, unos pocos metros por encima de nosotros.
Que no se mete ni
de coña, que no da más de sí.
- Pues chicos, ya está -digo-. Buscamos un sitio para sobar, que por hoy ya está bien y son las 6 de la
tarde.
- Estamos de
acuerdo.
¡Algo así debió ser la conversación!
¡Algo así debió ser la conversación!
Descolgamos a Aitor
hasta la repisa y dejamos un par de friends por encima para así
mañana ya tenerlos puestos. Tras buscar un poco alrededor y
constatar que el terreno ofrecía pocas posibilidades, decidimos que
Dani y yo nos quedaríamos en la repisa y Aitor unos metros por
debajo se tallaría repisa de nieve.
El calor del día
nos tenía deshidratados y pensábamos en agua más que en comer
nada. Llenamos las cantimploras para el día siguiente y con un sobre
de liofilizado para los tres nos fuimos a acostar con una noche
espectacular sobre la salvaje vertiente italiana del Mont Blanc.
Aunque algo descansamos, ninguno de los tres estaba especialmente cómodo... Sobre todo Dani. ¡¡Pero quién te manda ser tan largo!!
Aunque algo descansamos, ninguno de los tres estaba especialmente cómodo... Sobre todo Dani. ¡¡Pero quién te manda ser tan largo!!
Hotel con vistas |
Casi 3000m más abajo, Courmayeur |
6:30 de la mañana,
se nos han pegado las sábanas y unos ingleses nos dan los buenos
días. Nada de desayuno.
Afortunadamente las
dos cordadas que nos adelantaron no iban a hacer el mismo recorrido
que nosotros, así que sólo teníamos que pensar en las piedras que
caen de manera natural y las que pudiéramos tirar nosotros, y no también en las que nos pudieran tirar
ellos...
Aitor sube hasta la
arista.
- Subid chavales y lo veis vosotros, que a mí me da la risa.
Con lo poco que me
gustan a mí las aristas tan afiladas... Pero claro, el día anterior
fui el que menos fue delante, así que me toca.
Me
monto a horcajadas en la arista y voy progresando a veces por la
vertiente opuesta a la nuestra, a veces por el mismo filo. Limpiando
nieve fresca del filo y con algún sustillo al meter el pie más
abajo de lo esperado consigo llegar a terreno más fácil ya fuera de
la arista. Monto reunión. Deben ser como 25 metros que se me han
hecho 70.
Los chavales acabando la arista |
Llegan mis compis y
salimos de nuevo al ensamble por terreno sencillo pero tremendamente
roto y tremendamente expuesto (tónica en toda la vía, pero aquí
más). Aquí no puedes caerte ni tirar nada al que llevas debajo...
N del A: Viendo luego otras piadas y blogs vimos como nuestra escalada estaba mucho más seca que cualquier otra que haya publicada. Y en esta zona del corredor central y la goulotte de salida esto significa escombrera y nieve y hielo ponzoñosos... Todo muy divertido.
Véase el blog de Circomarco http://circomarco.blogspot.com.es/2012/08/arista-innominata-al-mont-blanc-1000m-d.html.
Nosotros esas campitas de nieve y cornisa de salida ni las olimos...
Agradecer desde aquí a este blog su piada al respecto ;-)
N del A: Viendo luego otras piadas y blogs vimos como nuestra escalada estaba mucho más seca que cualquier otra que haya publicada. Y en esta zona del corredor central y la goulotte de salida esto significa escombrera y nieve y hielo ponzoñosos... Todo muy divertido.
Véase el blog de Circomarco http://circomarco.blogspot.com.es/2012/08/arista-innominata-al-mont-blanc-1000m-d.html.
Nosotros esas campitas de nieve y cornisa de salida ni las olimos...
Agradecer desde aquí a este blog su piada al respecto ;-)
Desde aquí hasta
la salida del corredor Aitor llevó los mandos de la cordada
navegando por el terreno mixto más sencillo y franco que iba
encontrando. ¡¡Máquina!!
Atravesamos a toda
prisa el corredor central que nos preocupaba por las caídas de
piedras y en un breve descanso en su orilla derecha un bombardeo repentino en el que viene un bloque como un microondas que
nos corta la cuerda casi por la misma mitad. Sustaco.
Nudo para aislar el
corte y ahora con cuidado en el ensamble para que no le moleste al
primero.
Y saliendo de allí
que es gerundio.
Tras negociar el
estrecho corredor final entre hielo y nieve podridos que se caían a cada cramponazo y bloques inestables (y un paso
tonto) llegamos por fin a las pendientes de nieve que nos conducirían
a la arista de Brouillard.
MIrando hacia abajo desde la goulotte de salida |
Nos desencordamos
porque en ese terreno improtegible no queremos ir todos detrás del
que se pueda resbalar.
La nieve y el hielo
están más o menos en condiciones y tras unos metros con un par de
pasos mixtos nos metemos en la gran pendiente.
Larga, eterna se me
hizo la subida hasta la arista. Los talones doloridos, los gemelos al
gratén...
Era incapaz de
subir más de 10 o 12 metros seguidos sin pararme a coger aire y
descansar los pies.
Por fin llego a la
arista donde me siento en unas rocas a esperar a mis compis que
vienen un poco por debajo.
Cuando reanudamos
la marcha por la arista de Brouillard casi nos da algo: Arista fina
de nieve y hielo, trepadas, destrepes... Menos mal que luego resultó
todo mucho más fácil de lo que parecía en la distancia.
¡¡¡Ya era ahora
de terreno alpino de verdad y no trepadas por roca ponzoñosa,
polvorienta y fea!!!
Si el terreno
hubiera sido así en toda la vía, hubiéramos ido mucho más rápido
y tranquilos.
Pasamos bajo el Mont Blanc de Courmayeur y bordeamos también por debajo las tres o cuatro torres que nos separaban del terreno sencillo hacia la cumbre del Blanco.
Como lobos
solitarios íbamos cada uno hacia la ansiada y salvadora cumbre. Yo
llegué primero y Dani y Aitor llegaron a la par para reunirse
conmigo y fundirnos en un emocionado abrazo.
Disfrutada gracias
al trabajo en equipo y la correcta toma de decisiones.
Ya sólo queda un
largo descenso hasta Chamonix previa noche reparadora en el abrigo
Vallot.
Pero ya la mente se
ha relajado porque el terreno sencillo se lo permite.
En unas pocas horas
podremos volver a comer y beber. Esos placeres mundanos que toman una
relevancia especial cuando te han faltado en el momento que más los
necesitabas...
Y los W.A.S.P. siguen sonando con su Inside The Electric Circus.
Epílogo
Visto lo visto, para disfrutar de esta vía hay que acertar con las
condiciones. Sí, ya sé que eso hay que intentar hacerlo siempre,
pero en esta ruta en concreto me parece más importante que en otras que he hecho.
La vertiente del Brouillard es una escombrera, un castillo de naipes.
Los pilares que rodean al Rouge se caen a cachos, y a cachos gordos.
La parte de arriba de la arista de Brouillard hasta el Mont blanc de
Courmayeur se cae a cachos, menos gordos eso sí. La Innominata es
relativamente segura excepto en el gran corredor y la salida, pero
todo lo que la rodea se desmorona y la propia ruta tiene tramos muy
muy rotos. Únicamente dejaron de caer bloques y desprendimientos en
las horas nocturnas y por lo tanto más frías.
Los glaciares de Brouillard y Freney son caóticos, muy rebuscados,
se caen constantemente y en ciertos momentos (como el que pillamos
nosotros) prácticamente imposibles de recorrer. Las grietas y los
seracs de la parte alta del de Brouillard dan mucho miedito....
Estas condiciones fueron las que encontramos nosotros porque todo
estaba muy seco (final de verano, normal) y las temperaturas eran muy
altas; de hecho durante la noche en pared a 4100m no bajó de unos
-1º/-2º. Y encima es cara sur. Así que yo recomendaría buscar
unas condiciones con algo más de nieve y frío para que el terreo
sea más seguro y se pueda disfrutar más.
Eso sí, allí todo el mundo decía que las condiciones eran buenas y
que la Innominata no tiene más que tirar p'arriba... Sería 15 días
antes, cuando se la meó el Ueli.
¡¡Ay si hubiéramos pillao nosotros la vía así!! Jajajajaja
Hace poco leía, no sé dónde, a un buen alpinista decir que si has hecho muchas y buenas fotos, la vía no es suficientemente difícil. Estoy de acuerdo. Pero yo añado que cuando vas concentrado a tope y con todos los sentidos puestos en la montaña y tu cordada, también haces pocas y malas... Aún así espero que las fotos hechas por Aitor Borreguero y Jaime Moreno ilustren un poco nuestra pequeña aventura.
Y para acabar, agradecer a Aitor y Dani su humor, su compañía, su savoir faire, su amistad y sus tremendas ganas de escalar y meterse en jaranas conmigo. Porque sin ellos esta escalada no hubiera sido posible. ¡¡Sois grandes!!
Hace poco leía, no sé dónde, a un buen alpinista decir que si has hecho muchas y buenas fotos, la vía no es suficientemente difícil. Estoy de acuerdo. Pero yo añado que cuando vas concentrado a tope y con todos los sentidos puestos en la montaña y tu cordada, también haces pocas y malas... Aún así espero que las fotos hechas por Aitor Borreguero y Jaime Moreno ilustren un poco nuestra pequeña aventura.
Y para acabar, agradecer a Aitor y Dani su humor, su compañía, su savoir faire, su amistad y sus tremendas ganas de escalar y meterse en jaranas conmigo. Porque sin ellos esta escalada no hubiera sido posible. ¡¡Sois grandes!!