Inauguro este blog con un breve texto que realicé hace unos meses para Rab España y Kayland. Y lo hago porque fue un viaje muy emocionante y divertido del que guardo un gran recuerdo. Conocí a mucha buena gente y además pude profundizar en mi amistad con uno de los alpinistas más grandes que conozco: Pedro Cifuentes. ¡¡Y encima nos vinimos con la cumbre del Mönch!!
Hubo muchas muchas risas y volvimos con la satisfacción de haber hecho los deberes, tanto a nivel deportivo como a nivel personal.
Espero que os guste y... ¡¡Bienvenid@s a mi blog ALPINISMO DE ANDAR POR CASA!!
Valle de Lauterbrunnen desde nuestra autocaravana |
Y haciendo honor a esa fama de montañas asediadas por las tormentas y los frentes, no podía ser de otra manera, la lluvia, la nieve y el viento nos acompañaron durante toda nuestra estancia en las montañas.
Tras
dos días revisando meteo, condiciones y opciones de escalada, nos
decidimos por alguna arista, que sería lo más seguro viendo la
cantidad de nieve fresca que había acumulada en la zona de cumbres…
Así que nuestros proyectos de encadenamientos, caras norte y varias
cumbres en el bolsillo los tuvimos que dejar para la siguiente visita
al macizo del Ogro.
Aprovechando
una ventana de dos días y medio de buen tiempo (y los suizos falan
poco) cogimos uno de los trenes más caros de Europa que nos depositó
en el Jungfraujoch (collado del Jungfrau) a más de 3500m de altura.
Desde allí y tras el turismeo pertinente nos calzamos los esquís y
buscamos un lugar bajo el Mönch donde plantar nuestra tienda. Tras
barajar varias opciones de vivac y de escalada en el refugio
Mönchjochhutte, donde entramos para resguardarnos del fuerte viento,
volvimos a poner las tablas bajo nuestros pies y colocamos la tienda
bajo un espolón rocoso bajo la arista que había sido la vía
elegida para intentar la cumbre del Monje (Mönch).
Ventana a la norte del Eiger |
Una
escalada que debía suponernos poco tiempo y esfuerzo se convirtió
en una pesada lucha con la nieve inestable, las cornisas, la nieve
polvo sobre los pasos de roca y nos obligó a sacar la cuerda en
varias ocasiones… Cuerda que por otra parte era más un “por si
acaso” que otra cosa, ya que en ese tipo de terreno y condiciones
la seguridad de la cordada la proporciona la habilidad, técnica y
capacidad de cada miembro de la misma…
Tras
cuatro horas de ascenso alcanzamos la afilada cumbre, contentos por
la misma y por estar solos en la montaña, saboreando esa sensación
de satisfacción que da el pisar una cumbre bella y solitaria en
buena compañía.
El
descenso transcurrió sin sobresaltos y con un rápel en la parte
rocosa y empinada de la arista. Aunque seguimos unidos por la cuerda
hasta donde acababan las dificultades.
Volved,
volved siendo más amigos y por último volved con la cumbre. O algo
así decía un famoso alpinista…
Jaime Moreno Montes
Jaime Moreno Montes
Apa ahí !! pues ahora a rellenarlo de montañas !! te seguiremos !!
ResponderEliminarMolaaaaaa .....gracias.. No lo dejes morir y dale vidilla contando aventuras de estas. Javier Lopez Letón (Carburo)
ResponderEliminarLe daré caña zagales!!! ;-)
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