lunes, 1 de febrero de 2016

Bienvenidos. Welcome. Benvinguts. Ongi etorri. Bienvenue. Benvidos.


Inauguro este blog con un breve texto que realicé hace unos meses para Rab España y Kayland. Y lo hago porque fue un viaje muy emocionante y divertido del que guardo un gran recuerdo. Conocí a mucha buena gente y además pude profundizar en mi amistad con uno de los alpinistas más grandes que conozco: Pedro Cifuentes. ¡¡Y encima nos vinimos con la cumbre del Mönch!!
Hubo muchas muchas risas y volvimos con la satisfacción de haber hecho los deberes, tanto a nivel deportivo como a nivel personal.

Espero que os guste y...  ¡¡Bienvenid@s a mi blog ALPINISMO DE ANDAR POR CASA!!



Valle de Lauterbrunnen desde nuestra autocaravana
La lluvia nos recibió en Lauterbrunnen cuando por fin llegamos tras haber salido el día anterior desde Madrid y haber atravesado media España y parte de Francia. Pero claro, la lluvia es parte esencial de esa región de Suiza…        
Y haciendo honor a esa fama de montañas asediadas por las tormentas y los frentes, no podía ser de otra manera, la lluvia, la nieve y el viento nos acompañaron durante toda nuestra estancia en las montañas.



Tras dos días revisando meteo, condiciones y opciones de escalada, nos decidimos por alguna arista, que sería lo más seguro viendo la cantidad de nieve fresca que había acumulada en la zona de cumbres… Así que nuestros proyectos de encadenamientos, caras norte y varias cumbres en el bolsillo los tuvimos que dejar para la siguiente visita al macizo del Ogro.

Aprovechando una ventana de dos días y medio de buen tiempo (y los suizos falan poco) cogimos uno de los trenes más caros de Europa que nos depositó en el Jungfraujoch (collado del Jungfrau) a más de 3500m de altura. 

Ventana a la norte del Eiger









Desde allí y tras el turismeo pertinente nos calzamos los esquís y buscamos un lugar bajo el Mönch donde plantar nuestra tienda. Tras barajar varias opciones de vivac y de escalada en el refugio Mönchjochhutte, donde entramos para resguardarnos del fuerte viento, volvimos a poner las tablas bajo nuestros pies y colocamos la tienda bajo un espolón rocoso bajo la arista que había sido la vía elegida para intentar la cumbre del Monje (Mönch). 





Una escalada que debía suponernos poco tiempo y esfuerzo se convirtió en una pesada lucha con la nieve inestable, las cornisas, la nieve polvo sobre los pasos de roca y nos obligó a sacar la cuerda en varias ocasiones… Cuerda que por otra parte era más un “por si acaso” que otra cosa, ya que en ese tipo de terreno y condiciones la seguridad de la cordada la proporciona la habilidad, técnica y capacidad de cada miembro de la misma…


Tras cuatro horas de ascenso alcanzamos la afilada cumbre, contentos por la misma y por estar solos en la montaña, saboreando esa sensación de satisfacción que da el pisar una cumbre bella y solitaria en buena compañía.
El descenso transcurrió sin sobresaltos y con un rápel en la parte rocosa y empinada de la arista. Aunque seguimos unidos por la cuerda hasta donde acababan las dificultades.



En la cumbre del Mönch


Ya de regreso en la tienda nos dimos el abrazo final, aquel que confirma la seguridad plena del equipo. Porque a parte de las cumbres y su estética, en estos viajes se busca también la belleza personal y la compenetración con tu compañero. Cosas que se dieron más que de sobra en nuestra expedición…



Volved, volved siendo más amigos y por último volved con la cumbre. O algo así decía un famoso alpinista…

Jaime Moreno Montes



3 comentarios:

  1. Apa ahí !! pues ahora a rellenarlo de montañas !! te seguiremos !!

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  2. Molaaaaaa .....gracias.. No lo dejes morir y dale vidilla contando aventuras de estas. Javier Lopez Letón (Carburo)

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